Tonada febril de los años
- Juan Lebrun
- 11 jul 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 20 jul 2024
El poeta y músico venezolano Juan Lebrun ha sido anunciado como el ganador del I Premio Internacional de Poesía Joven Ida Gramcko, convocado por LP5 (Lxs Poetas del 5). Su poemario ganador, El libro de las improvisaciones, será publicado el próximo septiembre. Aquí un adelanto.

a Juampe y papá
Junto a la ciénaga
ríen los tumbos de la vida
como trompo
en las vías del hoyo.
Se recuestan de un árbol
y miran perdidamente
los relojes.
Su ausencia es cortada
con la lanza de las rejas.
Lloran con la maleza y el cemento.
Los tumbos de la vida
son el zamuro buscando su carroña,
y los Vallejos que se elevan sobre el puente.
Son las brozas cayendo
en las tierras más baldías.
Son el moho carcomiendo
los troncos y los suelos,
la brisa, la calima, los pulmones de piedra.
Las cadenas sobre el cuello
llevándonos a morir.
Postrados en cama
vapuleándose en la orilla
y los costales limándose
son los tumbos de la vida más recientes.
Está mi padre echado en cama.
Mi hermano, enfermo.
Mi madre y yo estamos sanos.
Quisiera darles mi cuerpo.
a Andrea Leal
El mundo hace a mi cráneo resonancia
con las hojas vacías de la hoyada.
Clamores de niña bajo el suelo desierto
se componen del roble en sus tiempos de cielo.
Ávidos niños, con calma, decían
que el zamuro se arrima a paredes de cales.
Río.
Los muertos bajo el son del clavillo,
la escalera oxidada y los tubos de plástico
son ahora átomos.
Y se roció, con el trote, el multifónico perdido,
el silencio interválico,
el silencio de fruta,
el silencio silencio.
a Clara de Lima
Las hojas mueven el lienzo de la tierra.
Los mangos ya saludan a las moscas.
Suenan las chicharras.
Los zancudos brotan por los aires.
Las raíces de los árboles se extienden al verso.
Las canastas vacías de la boca
espontáneas reposan en la brisa.
Tonada febril de los años.
Silencio.
Ojal de espacio extenso.
Roble albino de la estación.
En la arena, el albañil es el viento.
Las fuentes de tronco con ocho cabezas
crean estos nidos de fiambres.
Las nubes se concentran
y llueven
sobre las muertes del muro.
a Carlos Katan
Salgo a los ramos de la noche
con el soplo de las hojas.
Los aviones sonoros
dan la hora.
Al canto contemporáneo de luna
se acerca el artificio.
Con el tiempo y la rutina,
se vuelve natural.
Las partes del poema que se van
con el viento de esta noche
son salvadas de la quema.
El caldo agoniza en movimiento
con el silencio trovador de las estrellas
y la luna en cuclillas sobre el carro.
El verdor de las casas escondidas
lleva, en su raro decir, una pérdida.
Y los murciélagos con el hijo medio muerto
(los padres también muertos),
salen a esta hora por las frutas.
Las guacamayas ya se fueron de las palmas
y, en parejas africanas, revolvieron el espacio.
Esta noche se abastece en el tiempo.
Se transforman las raíces abisales del residuo,
lo que queda
el sedimento
decantado
del pensar.
Las oleadas irascibles de calor,
la humedad intempestiva de las flores.
El cuervo de la duda,
la petrificación de los ídolos.
La canción de piel-orquídea,
los colmillos del jabalí,
y el hambre del pájaro.
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