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Resonar los tiempos y espacios

Este lunes, 21 de agosto se inaugura la 37 versión de la Reunión Anual de Etnología (RAE) que este año estará dedicada a los “Sonidos, músicas y espacios”. Reproducimos el prólogo del catálogo Samanan Qamasap Ist'añani: Sonoridades y espacios musicales, publicado por el Museo de Etnografía y Folklore (MUSEF), que se presentará durante el evento en varias ciudades bolivianas.


Los sonidos siempre han acompañado al ser humano, incluso en momentos de silencio, por más contradictorio que parezca. Nuestra historia, como personas y especie, está cargada de sonidos a los cuales casi nunca les prestamos atención, a menos que sean los protagonistas (manifestaciones, conciertos, etc.); pese a ello, los sonidos han confeccionado mucho de nuestro tejido sociocultural. Pero esa desafección no es algo casual, es producto de la globalización que nos ha insertado una forma de ver y oír lo que nos rodea, que se hace más impactante en los entornos urbanos. Sin embargo, en los saberes y conocimientos indígenas, lo sonoro es de vital importancia para muchas actividades.


Los sonidos no son solamente referenciales, también juegan un papel relacionador con otras entidades y seres; entonces, nos ayudan a mantener contacto con ellos, aunque esto suene evidente. Este resulta ser un ejemplo interesante para darnos cuenta de lo valioso de los sonidos, que están presentes en el saludo, en las rogativas, en las propagandas, en la música e incluso en la naturaleza. Haciendo un ejercicio, concentrémonos por un momento y tratemos de percibir todos los sonidos que nos rodean, nos daremos cuenta de que son varios y en algunos casos nos será difícil saber su fuente de emisión.

Al igual de complejo que puede resultar el ejercicio previo, lo es también el estudio de los sonidos, que, si bien pueden ser abordados desde una perspectiva individual, en muchos casos son sociales con una carga cultural significativa. A razón de ello es que nos planteamos realizar este catálogo, y proponer desde el Musef una directriz teórica que permita estudiar los sonidos en contextos específicos en los que se desenvuelven, tomando en cuenta en muchos casos los conocimientos locales como base para los planteamientos. Y así, de esta forma, resonar aquellos sentires que evocan los sonidos en los diferentes territorios de nuestro país.


Antes de dar lectura a las diferentes secciones de las que se compone esta publicación, es importante mencionar la propuesta lecto auditiva que se implementó en esta oportunidad. Creemos que si hablamos (escribimos) de sonidos, solo apelar a la lectura es algo incompleto, sobre todo si abordamos este trabajo desde la complementariedad sonora. Por ello, para que exista una interacción con lo que se lee, es que algunos apartados presentan códigos de respuesta inmediata (QR, por sus siglas en inglés) que, mediante su lectura con un celular, permiten escuchar y ver material audiovisual producido por el Musef o de creadores externos que se relacionan con el tema que se está leyendo. De esta forma, se trata de romper esas barreras que se han construido alrededor de los sentidos, individualizándolos y tomándolos como fenómenos separados.


Con esta pequeña introducción, a continuación, damos un vistazo breve a los contenidos del libro que, desde una manera práctica, se vio conveniente dividir en tres partes.


Conciertos relacionales

En primera instancia se presentan los artículos de investigación que, de acuerdo a las temáticas específicas, se dividieron en seis secciones. La primera se titula “De su nacimiento: Sonidos y silencios”. Esta cuenta con dos artículos teórico-reflexivos desde las percepciones locales. Nicolasa Yaca, Elvira Espejo y Salvador Arano, nos hablan sobre cómo se originan los sonidos en el ayllu Qaqachaka, y cómo estos se relacionan con el viento, el agua y los pulmones. Posteriormente, Taki Runa y Vanessa Calvimontes se enfocan en la ancestralidad de los sonidos, su relación con lo cotidiano y la importancia de recuperarlos.


Una segunda sección, “El pasado y sus sonidos”, se enfoca a tratar de generar interpretaciones o propuestas sobre los sonidos en el pasado arqueológico y colonial. Así, Arnaud Gerard y Jhanneth Ramos nos hacen una síntesis de los estudios arqueomusicológicos en Bolivia, brindándonos un balance y estado de la cuestión sobre dicho tema. Luego, José Luis Paz, Mary Isabel Fernández y Estefanía Rada, a partir de un análisis acústico, hacen una propuesta sobre la funcionalidad de los megáfonos de Tiwanaku relacionándose con la “voz” de los monolitos. Patricia Álvarez Quinteros, a partir de una reflexión sobre la sonoridad, conjuntamente con el paradigma de la Crianza Mutua, analiza algunos objetos que alberga el Musef en relación con la cotidianeidad y los espacios donde se emiten los sonidos. Para analizar esta sección, Freddy Álvarez Butrón y Gabriela Behoteguy, nos adentran a las historias y relatos que los pobladores de San Andrés, Santiago y Jesús de Machaca tienen sobre las campanas coloniales ubicadas en sus templos religiosos.


“Naturaleza y (re)producción de los seres”, es la tercera sección que se enfoca en la relación de correspondencia de los sonidos con el entorno. Milton Eyzaguirre y Elvira Espejo hacen un estudio sobre los cantos al sol y la luna para la producción agrícola en el área andina, enfatizando en la recuperación de estos saberes en las generaciones de jóvenes. Sebastian Hachmeyer presenta un estudio etnográfico sobre ecología sonora, exponiendo la importancia de los bambúes en la fabricación de instrumentos aerófonos y su vinculación con las prácticas sociales.


La cuarta sección, “Hacia una complementariedad sonora”, nos acerca a cómo los sonidos interactúan con ritos, ceremonias y prácticas culturales en contextos específicos. En primer término, Isaac Callisaya, Armando Callisaya y Josefa Limachi, se enfocan en la Chayaw Anata, una danza particular que ejecutan las comunidades del lago menor del Titicaca para el florecimiento y producción agrícola. Miriam Lima y Faustino Quispe nos permiten conocer un poco más la Cacharpaya, una práctica sonora utilizada en el área andina para despedir a los difuntos. Por último, Bernardo Rozo, desde un estudio profundo sobre las Tierras Bajas, analiza lo que significa el canto y su relación con las plantas maestras.


La relación intrínseca entre instrumentos sonoro-musicales y los sonidos es abordada en la sección “Agentes mediadores”. Aquí, Ana Maria Calanis y Waldo Panoso, nos describen el proceso de elaboración del charango de Aiquile como un legado cultural que se debe preservar. Luego, Inocencio Lima y Carla Nina hacen un estudio detallado sobre el pututu, su fabricación, uso e interacción, resaltando su cualidad de llamamiento y la potencia de sus sonidos. Posteriormente, Edwin Usquiano y Adrian Usquiano, analizan la importancia del anat pinkillu para la fertilidad durante el ciclo agrícola y el llamado de las lluvias.


La última sección de esta primera parte, “Ante el caos urbano, sonidos ocultos”, reflexiona sobre aquellos sonidos “silenciados” por el avance de la tecnología y su importancia para la investigación. Magdalena Callisaya hace un análisis de los rollos de pianola de inicios de siglo XX y su relación con la sociedad paceña de la época. Ladislao Salazar, mediante un trabajo de archivo, recorre la vida institucional de radio San Gabriel, enfocando su atención en los programas radiales con un contenido musical. Por último, Yenny Espinoza nos lleva a dar un viaje por el archivo sonoro del Musef, recapitulando su historia, aportes y vías futuras de investigación.


Samanan qamasap ist’añani. Resonancias, sentidos y espacios sonoros

Con este título se inicia la segunda parte del libro. Esta pretende relacionar las perspectivas de las investigaciones mencionadas con el planteamiento y la narrativa de la temática general abordada desde el Musef. Es así que Richard Mújica explica la necesidad de superar la temática estrictamente musical y su entendido como expresión artística, hacia un abordaje sensorial y específicamente sonoro y sagrado que se relaciona con la naturaleza y los ciclos de la vida. La samana o “aliento vital”, juega un papel fundamental en esta relación, permitiendo resonar las prácticas sonoro-musicales con el entorno natural. Desde la palabra, el canto y la ejecución de los instrumentos musicales, se requiere de la samana y el wayra o “viento”, como elementos esenciales en la conexión profunda y sagrada con el entorno.


Para analizar esta parte, y dando un preámbulo para la siguiente, se presenta el artículo de Alfredo Campos, quien en un breve trabajo nos muestra el proceso de conservación y restauración de algunos de los Bienes Culturales que aparecen en esta publicación. Consideramos que es importante mostrar al lector la tarea que se realiza en el laboratorio antes de que las piezas formen parte de las publicaciones y exposiciones.


Yanakan ajayupa

La tercera y última parte del catálogo está dedicada a mostrar al lector una pequeña parte de los instrumentos sonoro-musicales y archivos que custodia el Musef. Desde una mirada cronológica y regional, se describen las características formales de 174 Bienes Culturales, enfatizando en los aspectos socioculturales sobre su interacción con los grupos humanos que los crean y ejecutan. En este sentido, el trabajo de investigación fue intenso por la recopilación de toda la información sobre cada uno estos objetos, mostrando así la relación entre los sonidos que emiten con las épocas del año, prácticas rituales, naturaleza y divinidades.


Así, en la primera sección de este apartado, se muestran los objetos arqueológicos que podrían haber sido utilizados para la emisión de sonidos. Si bien la colección del Musef es interesante, tratamos de mostrar una gran diversidad de objetos, y para ello recurrimos a realizar algunas estrategias institucionales, permitiéndonos presentar parte de los Bienes que se albergan en el Museo Nacional de Arqueología y el Museo de Metales Preciosos, y de esta manera, completar de alguna forma el repertorio de instrumentos sonoro-musicales prehispánicos que se pueden encontrar e investigar en la ciudad de La Paz. Si bien muchas de las apreciaciones vertidas sobre estos objetos se basan en referencias externas, gracias a Arnaud Gerard se pudo constatar que ellos pueden emitir sonidos, algunos de ellos bastante complejos e interesantes, y que denotan el conocimiento de los pueblos que habitaron este territorio hace varios siglos.


La segunda sección está dedicada a los objetos etnográficos, destacando dos formas de presentarlos y que remiten a su uso. En primera instancia, se hace una revisión de los conjuntos, grupos o tropas de instrumentos sonoro-musicales, pensando en el sentido holístico de las prácticas culturales que no da lugar a la segregación o división tradicional (aerófonos, ideófonos, cordófonos y membranófonos), sino a su tejido sonoro en la práctica musical. En consecuencia, presentamos 59 expresiones culturales con sus respectivos instrumentos sonoro-musicales, mostrando la funcionalidad de cada uno de ellos dentro de un mundo de tejidos sonoros.


Una tercera sección presenta aquellos objetos en solitario que, por su misma ejecución o por no contar en el Musef con las colecciones completas, son importantes en el desenvolvimiento de las sociedades urbanas y rurales. En este apartado se presentan 35 Bienes Culturales con sus respectivos datos e interacción social.


La cuarta sección, continúa con el análisis de los objetos, pero esta vez desde la perspectiva de la Cadena Operatoria. Gracias a las diferentes colecciones que alberga el Musef, fue posible contar con objetos que muestran todo el proceso de elaboración de cuatro instrumentos sonoro-musicales, específicamente el pinkillo encorvado del Carnaval de Chalca, el siku de laderas del Lago Titicaca, la caja chiquitana y el charango de los Valles potosinos. A parte de la descripción del contexto sociocultural en el que se producen estos instrumentos, se presentan ilustraciones que ambientan el entorno de fabricación de los mismos.


Como algo novedoso con relación a la temática propuesta, la quinta sección está dedicada a Bienes Documentales, específicamente a los archivos sonoros. Para ello, hicimos una revisión de archivo de las denominadas “Misiones Antropológicas de Urgencia” llevadas a cabo por el Musef entre las décadas de 1980 y 1990. Para este volumen seleccionamos una muestra de diez grupos de archivos sonoros que proporcionan detalles formales con una descripción de su contenido y el contexto en que fueron realizados. Como dijimos anteriormente, es importante acercar al lector a los sonidos que contienen estos documentos y por ello también pusimos a su disposición códigos QR con fragmentos de los archivos sonoros para que, en un futuro, puedan ser parte de investigaciones que profundicen los temas en cuestión.


Los sonidos son complejos y mucho más todo aquello que les rodea. Por este motivo, este catálogo trata de aproximarse a ese vasto universo de relaciones que nos permiten explorar los sonidos. Si bien la colección que alberga el Musef con respecto a este tipo de objetos es grande y compleja, la pequeña muestra presentada a continuación abre el panorama para continuar investigándolos.

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