Poetas y documentalistas descubrieron por casualidad un irreparable daño en las pinturas rupestres de Chirapaca, en el altiplano paceño.
El arte rupestre de Chirapaca, en una sección de rocas afiladas que bordean una colina copada de árboles en medio del altiplano, cerca al municipio de Batallas y al frente de Peñas, en el departamento de La Paz, fue dañado, con alevosía y saña, por mensajes políticos que fueron ocasionados en los tres últimos años.
Este hecho fue constatado el domingo 14 de julio, al rayar la tarde, por una comisión de bardos y actores de La Paz y de Oruro que transitaban este sector, tras visitar Puerto Pérez y la comunidad de Toquiriri, para acompañar al Kolectivo Perro Petardos de Oruro que lleva adelante una investigación y documentación fílmica de esta región lacustre, de donde era originaria la familia del economista, músico y compositor de morenadas de Oruro, José Félix Flores Orozco (1941-1998), más conocido como Jach’a Flores.
La visita casual a este sitio, que era para coronar y festejar la documentación fílmica sobre las raíces aymaras del Jach’a Flores, se convirtió de pronto en desazón por parte de los involucrados que no hallaban ninguna razón para justificar esta atrocidad que se hizo con el arte rupestre de más de 1.000 años.
Más del 90% de las expresiones rupestres indígenas estaban cubiertas por la pintura de mensajes políticos cargados de odio contra cierto candidato local, o por otro tipo de dibujos recientes que nada tenían que ver con la antiquísima expresión artística de nuestros antepasados.
“No entiendo este tipo de ignorancia”, manifestó Sergio Gareca, director del Kolectivo Perro Petardos y uno de los poetas principales de Oruro, que actualmente trabaja como profesor en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. “La pintura milenaria hecha por nuestros antepasados debería ser patrimonio de la humanidad”, observó la barda paceña, Sulma Montero, impotente y conmocionada por el vandalismo político al arte rupestre de Chirapaca.
Tanto el fotógrafo Javier Tarqui como la poeta Adriana Lanza (Colectivo de Artistas Escándalo en tu Barca), estaban en shock y guardaron silencio sepulcral. Hasta que Gareca sacó su quena, la empuñó y tocó una canción guerrera, en tono de protesta, al borde del sendero rocoso, para conjurar todo el mal que habían realizado contra la expresión rupestre milenaria.
Desde 1992, la Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia (SIARB) ha encontrado en Chirapaca importantes registros rupestres que dan un testimonio fascinante de las culturas prehistóricas y su conexión con el mundo espiritual. Según un registro preliminar de la institución, en el país existe un mínimo de 1.000 sitios de arte rupestre —en aleros o refugios, cuevas, paredes rocosas, lozas o peñascos—, la mayoría en el altiplano, en los valles y en el oriente.
En el estudio denominado “Conservación y administración del arte rupestre en Bolivia. Experiencias durante 30 años (1988-2017)” que fue elaborado por el experto Freddy Taboada, ya se lanza la alerta sobre el vandalismo en Chirapaca en 2017, porque carece de medidas de control y protección de estas pictografías.
“Resaltan también una serie de señalizaciones indicando la ubicación de los sitios, alertando a los visitantes casuales que ingresan sin control, como en Chirapaca, provincia Los Andes del departamento de La Paz, sitio ampliamente estudiado y reconocido por sus representaciones del periodo Colonial, donde el Viceministerio de Turismo estableció un mirador turístico facilitando el vandalismo sobre el arte rupestre. En la actualidad también se ha establecido un programa de Turismo Comunitario en Chirapaca, integrando el arte rupestre de la localidad a varios atractivos, pero sin medidas de protección y de control de las importantes pictografías”, se lee en ese texto.
La comunidad de Chirapaca se encuentra a 3.860 m.s.n.m. Está ubicada a 55 km de la ciudad de La Paz, por la carretera Panamericana de Río Seco a Copacabana, y a 7 km del lago Titicaca. El nombre de Chirapaca proviene de las águilas negras viajeras que venían desde la cordillera de Los Andes hacia el cerro Kallani. Al pasar por la población de Ch’iyar Paka (águila negra) se quedaban a comer y dormir en la cima conocida como Qala Wayu, actualmente llamada Calvario o Cruz Calvario.
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