Alejandro “Pacho” González Romero es un personaje ineludible de la cultura de Sucre. Cantautor y hombre de teatro, ahora asocia sus vocaciones como ilustrador y escritor para proponer el libro Tautogramas (La Glorieta, 2023), lanzado ya en la FIL Santa Cruz y que se presentará pronto en Sucre y otras ciudades.
- ¿Cómo surge la idea de Tautogramas?, ¿cuál es el concepto textual y visual?
- Los tautogramas como tales, esas composiciones que se arman utilizando solo palabras que comiencen con la misma letra, comenzaron a llamarme la atención hace tiempo; más que nada como ejercicio creativo. Es algo usual, me parece, andar buscando de manera lúdica la forma nueva que nos aleje de nuestra propia repetición.
Los “bichos raros” igual, estos dibujos eran inicialmente una manera de investigar de forma entretenida la extrañeza, incluso la incomodidad desde estos trazos que llegaron ahí solo queriendo alejarse de convencionalismos estéticos complacientes en los que me sentía ya muy cómodo. Quería aprender a generar incomodidad con el dibujo, o al menos otra sensación que se alejara de la ternura de ositos y conejitos con cara de buenos. La imposibilidad de dibujar un lobo o una rata que infundieran más temor o repugnancia que ternura fueron el detonante de una búsqueda que terminó encontrando otro puerto.
En esa búsqueda, caí inicialmente en crear extensiones figurativas, o de alguna manera antropomorfizar objetos cotidianos. Esto me permitía jugar con los significantes de esos objetos y así de pronto, un personaje podía adquirir mucha carga de mirada de acuerdo con los elementos que se le añadía. Así, su expresividad se amplificaba al punto de necesitar más bien algún ancla que evitara una excesiva polisemia. Pero los tautogramas no ayudaban en eso, el mundo y combinaciones explorables con esa amalgama ya era infinito, y entonces decidí ponerle un marco utilizando el alfabeto, también pensando en el reto que sería componer con algunas letras poco comunes. De ahí en adelante fue una labor entre el dibujo y el texto, turnándose en llevar la voz líder de esta mirada de nuestra sociedad cotidiana y sus personajes.
El libro está lleno de personajes cotidianos y no cotidianos, pero que andan por ahí. Fueron apareciendo conforme los divertimentos que lo empezaron todo se engranaron, cuando el juego del ejercicio creativo dio con ese reflejo del mundo exterior que llamó suficientemente la atención y encontró justamente en estos medios su forma de resignificarse.
- ¿Cómo compatibilizas tus trabajos como ilustrador, cantautor, teatrero y escritor?, ¿cómo se relacionan esos oficios?
- Creo que, como en todo, hay más relaciones que diferencias, pero nos tienen acostumbrados a prestarle más atención a las segundas. Si bien son universos que tienen sus formas y quehaceres propios, comparten de alguna manera ciertas dinámicas que hacen posible que estas disciplinas interactúen más continuamente de lo que se podría creer, al menos en mi propia labor cotidiana.
Quizás sea porque justamente he hecho más hincapié en las facetas de estas artes que tienen relación a procesos algo más solitarios: de la música, la composición; del teatro, la escritura; y la ilustración que, como la mayor parte de las artes plásticas, implica largos tiempos a solas frente a una hoja en blanco.
Mi dispersión natural me manda a saltar de un oficio a otro varias veces durante una tarde, por ejemplo. Antes lo hacía más para no saturarme de lo que estaba haciendo, ahora es un poco al revés, regreso a cada oficio conforme voy encontrando las “respuestas” que necesitaba mientras hacía otras cosas (que también andaban esperando respuestas).
Es una dinámica interesante y para mí es evidente la irrupción que tienen unas disciplinas sobre otras, en especial en el proceso netamente creativo. Salva la mirada fresca de pensar como ilustrador, por ejemplo, cuando no estoy pudiendo resolver satisfactoriamente una escena en la mente escribiendo o sobre el escenario como actor o director; y también viceversa. Las experiencias de vida son la materia prima del arte que a su vez las potencia, a veces esa experiencia potenciada en un ámbito es recién la materia inicial para empezar a trabajar en otro, como en el caso del libro Tautogramas.
- ¿Cómo ves el panorama actual de estas disciplinas artísticas en Bolivia?
- Igual o peor que cuando recién empezaba hace años. Las sociedades humanas actuales y sus culturas en general están pasando por un momento extraño, enfrentadas al fenómeno del entretenimiento, y ya no sabemos alejarnos de parámetros como funcionalidad o masividad para medir el impacto de nuestra labor.
Las instituciones públicas prefieren pagar por lo que sea visible y llamativo a corto plazo, lo evidentemente perceptible en lo cotidiano, como si los fondos para arte y cultura fueran un apéndice de sus millonarias inversiones en comunicación institucional. Olvidan lo enriquecedor que es para la sociedad tener a niños, jóvenes y adultos participando en actividades artísticas creativas, incentivando su expresividad, aunque esos niños, jóvenes y adultos no se conviertan en artistas a la larga. Se ha difuminado al punto de esfumarse el verdadero valor, razón e incidencia potencial del arte en nuestras sociedades.
Cederle un espacio y ofrecer recursos a un compositor local para registrar y dar a conocer su propuesta, es más útil y más barato para nuestra sociedad, que llenarle los bolsillos a un productor para hacer traer a una banda de música con convocatoria masiva. Pero no llena estadios ni sale en la tele y eso pareciera que es lo único que importa. Este fenómeno de menosprecio por la producción local se da, precisamente, porque no existen políticas que visualicen esas propuestas como para hacerlas al menos conocidas para la sociedad en la que nacieron.
El tema es muy amplio y las quejas sobre la ausencia de políticas culturales, infinitas. Y supongo que seguirá así hasta que el artista no sea reconocido como un verdadero obrero de la cultura dentro de nuestro país, a través de una serie de leyes y reglamentos que se siguen dilatando en congresillos y mesas de trabajo que hasta ahora solo postergan que se reconozca justamente su aporte real a nuestra sociedad.
- Después del lanzamiento en la FIL Santa Cruz, ¿cuáles son los planes para difundir el libro?
- El viernes 7 de julio se presentará en Sucre. Será desde las 19:30 en un espacio llamado LibreRía. Para esa noche he invitado a varios amigos del Grupo Literario Miércoles de Ceniza, con los que comencé en el mundo de las letras escribiendo principalmente narrativa hace varios años, para que lean algunos tautogramas de acuerdo a las iniciales de sus nombres, en plan lúdico, mientras se proyectan ilustraciones del libro. También haremos algo de música de propia composición en vivo, con invitados especiales, mientras tomamos un vinito y tenemos la oportunidad de charlar con todo ese público que tan amablemente apoya nuestra labor.
Estamos empezando a gestionar la posibilidad de visitar distintas ciudades bajo la misma dinámica, intentando convocar a diferentes amigos en cada lugar para replicar esta linda experiencia. Luego, probablemente tocará seguir viajando a diferentes espacios y ferias durante el resto de año. La idea es lograr el contacto con la gente para que pueda acceder a nuestra propuesta visual/literaria con más facilidad, mientras se encuentre lugares más adecuados de distribución en librerías y espacios culturales.
- ¿En qué nuevos proyectos musicales, literarios, gráficos, etc. estás trabajando?
- Hay varias cosas gestándose y también otras esperando salir hace tiempo. En lo musical tengo material ya trabajado como para pensar en dos discos, uno con la gente de Pachajcho, con búsquedas más del lado del rock, con un sonido más independiente y ecléctico; y el otro, aunque más reciente, de florecimiento más rápido, que vendría del lado del folklore, juntando cuecas y bailecitos también de propia composición.
Por otro lado, terminé hace tiempo la ilustración y diseño de una baraja de tarot basada en la heráldica de Marsella, y un homenaje a la gesta libertaria de mayo (Chuquisaca) que lastimosamente no pudo salir hasta ahora. También en el lado de los dibujos, vengo retocando y concluyendo el guion de un cómic, pero no estoy seguro si termine asumiendo yo mismo su ilustración.
En lo literario, ando esperando evaluar la respuesta del público para ver las posibilidades de nuevas propuestas impresas. En cola estaría una pentalogía de obras de teatro y antologías de narrativa y poesía, pero hace un par de años inicié un trabajo de más largo aliento que esperó también vaya avanzando para poder salir a la luz.
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