El escritor argentino César Bisso fue uno de los invitados a la FIL La Paz 2023. En esta entrevista, el “poeta pluvial” habla sobre sus nuevos libros, su visita a Bolivia y la pertinencia de la poesía.
- ¿Qué actividades realizaste en tu visita a Bolivia?
- Todo comenzó en Santa Cruz de la Sierra, en una mesa de lectura que se realizó en el Centro Cultural Plurinacional y que compartí junto al poeta mexicano Jorge Arzate y la poeta local Nicol Vera. Luego viajé a La Paz, para estar presente en la 27 Feria Internacional del Libro, donde tuve el placer de presentar De abajo mira el cielo, un libro compuesto de poemas identificados con la tierra y el río de mi infancia. Me acompañó Valeria Sandi, promotora de mi visita a este hermoso país e impulsora en La Paz del primer Encuentro de Poetas Jauría de Palabras, como anticipo del evento que ella y su equipo organizan anualmente en Santa Cruz, a fines de agosto. Este viaje ha sido una hermosa experiencia, tanto literaria como humana, plena de emociones y asombros, más allá del “mal de altura” paceño, que me tuvo a maltraer.
- Cuéntanos sobre tu libro Andares. ¿Qué temáticas exploras?
- Es un libro que salió de la editorial hace pocos días, en su segunda versión. Es un poemario dividido en tres secciones: la primera, habla del “andar dentro de uno”, es decir mis obsesiones, dudas y revelaciones como creador; la segunda, el “andar en el otro”, una suerte de homenaje a poetas y artistas admirados por diferentes motivos; y la tercera, habla del “andar por fuera de uno”, rescatando vivencias que dejan algunos lugares del mundo que he conocido y lograron conmoverme. En síntesis, poemas que intentan explicar lo que aprendí, lo que me enseñaron y lo que compartí durante mi vida. Pude leer algunos poemas durante el encuentro realizado en el marco de la feria. Ahora, mi compromiso es “andar” junto a ellos.
- ¿Cuál es tu relación con Bolivia y su literatura?
- Bolivia es un país enigmático, por su naturaleza y su diversidad cultural. Solo conocía las ciudades fronterizas con mi país, pero el año pasado descubrí Santa Cruz de la Sierra y los encantos de esa llanura subtropical e inconmensurable. Este año me tocó llegar a la altura, La Paz resultó ante mis ojos una ciudad única, increíble, por sus características geofísicas, su historia ancestral y su laberíntica urbanidad. Y el Illimani, allá arriba, como un gran dios sentado sobre las nubes, acariciando su eterna barba blanca, protegiendo a cada una de sus criaturas que deambulan por las calles que suben y bajan de la montaña.
Esta belleza enigmática se ha trasladado desde tiempos inmemoriales a la literatura, convirtiéndose en un decir permanente e identitario que resplandece a través de la diversidad cultural, de la preponderancia étnica y de los desafíos que se presenta a la sociedad y, al escritor, en todas sus formas y en distintas épocas.
Mi ingreso a la poesía boliviana fue a través de Jaime Saenz, un poeta superlativo, dueño de una escritura exultante y conmovedora. Después llegaron otros, de antes y de ahora, grandes autores también. Durante esta feria se presentó una antología de poetas bolivianos, seleccionada por el poeta colombiano Santiago Espinosa. Y lo más destacado que tiene es que es una antología comprometida con la poesía y no con los poetas, es decir, un libro compuesto de muy buenos poemas. Invito a la gente que lo busque y lo lea, se llevarán una grata sorpresa.
- ¿Cómo ves el momento actual de la poesía en Argentina y Latinoamérica?
- Muy bien, a pesar de todo. El poeta siempre supo mantener el fósforo encendido para iluminar la oscuridad del mundo. Es rebelde y tenaz, no claudica. Y la poesía es la herramienta más eficaz, más transformadora, la única que puede trascender más allá de los límites de cualquier sistema imperante. Ella invita a conocernos, a confraternizar, a dialogar, a debatir, a ser nosotros mismos a través de la palabra, de la imagen, del sonido o del silencio.
Mi país, tu país, América Latina en toda su dimensión, tiene lugares, instituciones y anfitriones que están produciendo permanentemente ferias, festivales, encuentros, charlas, mesas de lecturas, presentaciones de libros. Y en muchos casos, ya sea por vía de lo estatal o por iniciativa privada, se ofrecen o promueven oportunidades para que los poetas viajen en representación de sus países o intercambien productos, que casi siempre son poemas editados en libros o revistas u otros formatos. Por ejemplo, mi caso, donde me siento sumamente complacido por la invitación que me formuló la poeta Valeria Sandi, incansable promotora cultural; donde he asistido a la feria de La Paz gracias al esfuerzo realizado por la Cámara Departamental del Libro y adonde pude viajar desde Argentina gracias al apoyo del departamento de Cultura de nuestra Cancillería, y, principalmente, a la editorial de la Universidad Nacional del Litoral, que decidió publicar De abajo mira el cielo, el libro que presenté en la feria. De eso trata este frecuente intercambio cultural que sirve para incentivar la lectura y la creación. Sucede en todas partes y ojalá no se cancele por ningún motivo político y/o económico. No obstante, después de compartir gratos momentos con amigos y diversas escrituras, el poeta sabe que regresará a su espacio de soledad, a la espera de una nueva epifanía.
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