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“El mural tiene el poder de dejar memoria en un espacio

La muralista conocida como Val Kolosh tiene un activo trabajo expuesto en las calles de La Paz. En esta entrevista con La Trini habla del proceso detrás de cada mural, de la precariedad laboral en el sector artístico y de la contribución del arte a la memoria colectiva.


- ¿Cuándo y cómo comenzaste con el trabajo del mural?

- Hice mi primer mural en 2017 en el mercadito Vásquez, ubicado en la avenida Vásquez (N.d.R.: Zona Norte) de la ciudad de La Paz, y lo he hecho para doña María. Era una carnicería en la que he pintado un toro, y para mí ha sido muy linda la experiencia porque realmente no tenía ni idea de cómo usar tintes, de cómo usar pintura ni brochas.


La verdad es que creo que desde el día uno ha sido como que “entrá al agua”, ¿no?, porque los artistas que me invitaron eran ya muy reconocidos. He conocido a los chicos del colectivo Cementerio de Elefantes, a Javier Del Carpio Sempértegui, Leonel Jurado, al Huayllas… Recuerdo que ha sido un 7 de febrero de 2017. He empezado a salir con uno de ellos, con Huayllas, a los dos meses nos hemos casado, y así he empezado a meterle al mural al cien por ciento, que es algo que no me esperaba, porque mi sueño, mi idea principal era ser artista de caballete, exponer en museos, formarme académicamente, pero las cosas fueron saliendo de forma diferente. He estado trabajando cuatro años en colectivo con Huayllas, yo me encargaba de toda la parte del color. Ahora ya llevo un año y medio, trabajando sola.


- ¿Qué significa para ti el trabajo del arte mural?

- El arte mural en mi vida es cosa seria. Es lo primero, es la forma que tengo de expresar lo que siento, pero no solo lo que siento, sino lo que pasa en el entorno. Para mí el trabajo mural significa alzar la voz a través del arte y posicionar esta voz en la calle, dar este grito. El mural es tan cercano a la gente, tiene este poder, las personas que viven en algún lugar se posicionan del espacio y hablan de su historia, y dejan memoria de quienes son a través de un mural.


Muchas veces un vecino me llama, me dice: “en mi zona había vizcachas y nos gustaría retratar eso, porque últimamente las vizcachas están muriendo”. Entonces, uno va a retratar las vizcachas, está dejando ahí una memoria.


- ¿Qué diferencias encuentras respecto al arte de galería, el arte digital, contemporáneo, etc.?

- El arte de galería corresponde a quien le interesa ir a museos. Es elitista, porque las galerías de arte no están por los mercados, sino que se encuentran en lugares donde la gente es de recursos económicos más estables, donde hay gente jailona, desde mi punto de vista.

Para el arte digital, como su nombre lo indica, necesitas de un medio; en este caso un celular, una red que te pueda acercar. Pero tenemos tanta información, tanto por ver, que en parte siento que el arte digital satura la vista.


Al arte contemporáneo yo lo entiendo más como un concepto también elitista, y creo que lo único que tienen en común el arte mural con el de galería, el digital y el contemporáneo, es la interpretación: le dejan al espectador total libertad para entender la obra. Creo que el mural tiene el poder de dejar memoria en un espacio; sin embargo, es efímero, a diferencia del arte de galería. Un cuadro bien pintado al óleo puede durar cientos de años. El arte digital no lo sé, si se quema una “compu”, no sé a donde vaya. Y el arte contemporáneo, bueno hay que leer mucho para poder comprender muchas cosas. Pero el arte mural es más cercano a la gente, más cercano a la comunidad.


- ¿Cuáles consideras que son las implicaciones políticas que tiene el arte mural en una ciudad y en una sociedad?

- Ahora no es como antes. En los murales de Alandia y Solón Romero se ve la lucha social, la búsqueda de la libertad del indígena y el campesino, y la igualdad de condiciones en la sociedad. Creo que en la actualidad el mural tiene más una función de rescatar lo que es nuestra cultura, porque así también lo piden los clientes. Me atrevo a decir que hay muy poca conciencia respecto a lo que pasa en nuestra coyuntura política, debido a que expresar algo de forma sincera, puede traer problemas.


Sin embargo, considero que los muros hablan respecto a cómo se encuentra una sociedad. Yo creo que en La Paz, a diferencia de otros lugares, esto se ve más. Acá vas a poder ver, tal vez no tanto mural, pero sí arte de calle, lo que es el grafiti, específicamente. Se puede ver reclamos de la gente o propagandas políticas, tenemos a Mujeres Creando que hacen un tipo de grafiti o arte de calle muy contestatario. En La Paz los muros hablan claramente y expresan que esta es la sede de gobierno.


El mural permite tener memoria y constancia. Por ejemplo, el tema de la identidad: cuando tú vas a la calle y pones algo que es nuestro, digamos, un moreno, una china morena, un diablo, la gente se pone feliz, lo acepta, lo asume. Entonces creo que a través del mural también se genera identidad y un vínculo con nuestra cultura.



- ¿Crees que el arte mural es una alternativa laboral para los artistas, o tiene más bien que ver con un movimiento estético?

- Creo es una alternativa laboral más que un movimiento estético, por lo menos en La Paz. El mural es una herramienta artística que sirve a los negocios para llamar la atención de la gente y poder vender un producto. Cuando te contrata el gobierno o las alcaldías, los murales son un pretexto para decir que apoyan el arte, cuando en realidad, ni siquiera te contestan las llamadas. Pero son muy buenos para sacarse la foto cuando estás haciendo un mural.


El sector que más apoya el arte mural, en mi experiencia, es el de los emprendedores, los que abren sus restaurantes, cafeterías, librerías, tiendas de ropa… la gente de a pie, que trabaja, que abre sus negocios. Ellos colaboran mucho más con los artistas que los gobiernos y las ONG, porque estos te piden rebaja, pero la gente que emprende te pide plan de pagos, y te dejan crear, te permiten hacer tu arte.


- ¿Cómo crees que La Paz se relaciona con el arte y con la comunidad artística en general?

- La relación que tiene el mural con la ciudad de La Paz es increíble. Se hacen recorridos por los murales, tenemos todo un barrio pintado de colores, con murales, y tiene su propio recorrido, algo quizá único en Bolivia. La Paz es una ciudad a la que le gusta expresar lo que es, y que sabe promocionarse.


Por otro lado, creo que el mural, el arte en general, en La Paz, tiene mucho que ver con las intenciones de los políticos ante la sociedad: cómo quieren generar un discurso de apoyo al arte, cuando realmente no es así. Tenemos a un alcalde que ha propuesto la “Ciudad de mil colores”, que dice que quiere muralistas, y apenas tiene dos o tres personas que hacen arte, a quienes les paga un sueldo básico. Obviamente las obras no son de gran nivel, pero el alcalde se llena la boca diciendo que apoya al arte, cuando ni siquiera quiere pagar lo que los artistas piden.


En cuanto a la ciudadanía, depende mucho de la persona. En algunas zonas, no están dispuestos a ayudar con material, o brindar un espacio para guardar tus materiales. De hecho, si tú das algo gratis, la gente quiere que sigas dándolo gratis. Entonces, es una relación muy doble cara, muy hipócrita.


Hace falta más mural, que se vaya relacionando con esta coyuntura actual, que muestre injusticias. Creo que hay muchos artistas muralistas que hacen su lucha, su denuncia a través de su arte, de sus colores, con respecto a las quemas en la Amazonia, por ejemplo, o el asesinato y maltrato de animales. No todo el arte mural va a ser bien aceptado por la gente, eso también es necesario entenderlo.

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