Segunda parte de la entrevista a Elwaky, compañía de títeres que trabaja hace 20 años en Cochabamba. Grober y Alexia Loredo conversan con La Trini sobre el oficio, la formación, la relación con el público y el lugar de los titiriteros dentro de la comunidad artística.
- ¿Los títeres son solo para niños? ¿Cuál es su enfoque al respecto?
- G.L. En la edad media los reyes contrataban o recibían espectáculos de teatro, de títeres, de danza. Ese era el espectáculo al que asistía la corte entera, chicos y grandes. Luego, cuando se hizo masivo, los títeres de entrada eran para adultos, excepcionalmente los niños asistían. Cuando pasa a Latinoamérica, como que se da una prioridad a los niños, y eso ha quedado en el continente y más en nuestro país. Aunque tienen mayor acogida en los niños, creemos que los títeres son para todas las edades. Las obras que tenemos están concebidas para público en general; algunas están especialmente pensadas para adolescentes y adultos y han tenido buena acogida, el asunto es encontrar espacios.
- A.L. En algunas ocasiones a quienes queremos educar es a los adultos, que no saben acompañar estos procesos. Somos conscientes de que los adultos siempre están ahí con los niños y es un público que en verdad decide traerlos o contratar el espectáculo, y a quienes nos queremos dirigir. Pero a través de los niños se facilita la llegada.
- ¿Creen que desde dentro y fuera del medio artístico se ve a los títeres como un “arte menor”?
- G.L. Seguro que sí, porque los títeres no han tenido la capacidad de abrirse espacio y hacerse respetar. Te comento un hecho concreto que tiene que ver con el [Festival de Teatro] Peter Travesí, en algún momento he participado en su organización. Lo que decían algunos teatristas es que los títeres no son teatro, ni siquiera son arte. Creo que la persistencia y la calidad que puedas mostrarles es lo que te va abriendo paso. Ahorita estamos bastante bien vinculados con el mundo del teatro y los teatristas valoran nuestro trabajo, pero siento que no hay la misma consideración con otros elencos.
- A.L. Hay variables que influyen, no existe una formación en Bolivia, incluso es difícil imaginarla para muchos, mientras que en otros lados hay escuelas dedicadas a los títeres y a todo su proceso creativo, hay maestros que marcan y comparten lo suyo. Nosotros nos hemos dedicado mucho a producir y a generar nuestra obra, más que a formar, y en algún momento tendríamos que afrontar eso. Y, por otro lado, hay una romantización de la figura del titerero o titiritera. Hay muchos colegas que aman el oficio, están enamorados de los títeres, de la conexión con los niños, pero esto tiene que volverse una exigencia técnica, de desarrollo, de estudio, y al no haber muchas referencias es todavía más difícil. Grober está impulsando un contacto permanente entre todos los titiriteros del país que quieran reflexionar sobre esto, quizás debatir nuestras técnicas, nuestros mensajes, todo lo que sea posible.
- Al no haber un movimiento constituido, ¿se sienten solos?
- G.L. Bastante solos. 20 años estamos en este asunto. Nosotros, acá, y en Sucre un compañero salteño, somos los únicos que hacemos festivales en Bolivia. No tenemos antecedentes artísticos, familiares, de estirpe, de dinero ni nada, hemos tenido que empezar de cero. Pero no se ha replicado la experiencia. Hay titereros antiguos que, seguramente por la poca solvencia que te brindan los títeres, se han dedicado a otra cosas y esta es una actividad secundaria, un hobby. Entonces hay pocos grupos que pueden presentarse como profesionales. Es una bola de nieve: tienes un país donde no hay tradición, no tienes dónde formarte, tus espectáculos son iniciales, entonces no te pagan mucho por tu espectáculo porque no es demasiado bueno, entonces, como no ganas demasiado tienes que buscarte otro empleo, y como no tienes mucho tiempo, tampoco te dedicas al arte. Pensamos que Cochabamba es una plaza bien interesante para los títeres porque tiene mucho trabajo ya, mucha gente ha mirado muchas obras de títeres, ha mirado más o menos a 60 elencos que hemos traído a nuestro festival. Eso no ha sucedido en otros lugares, por tanto hay una soledad que es necesario romper.
- A.L. Hay un pensamiento conservador que necesitamos romper. Se necesita que la gente se la juegue para abrir espacios para otros, no hacerlo es como pensar que te van a quitar tu espacio. Es importante mencionar que desde el año pasado estamos en reuniones mensuales en todo el país, en talleres y charlas. Hay esperanzas de ser movimiento en algún momento.
- ¿En qué proyectos y espectáculos está trabajando Elwaky este año?
- G.L. Tenemos funciones el último domingo de cada mes. En julio vamos a tener la semana de los títeres, a la que vamos a invitar a un par de elencos del interior y vamos a visitar los barrios. Estamos trabajando en una adaptación de Don Quijote para Bolivia, en agosto estrenaremos esa obra. También estamos trabajando en un proyecto que se llama “Cuéntame que te cuento”, que son cinco episodios que tratan de impulsar la lectura en los niños. Y en septiembre estamos apoyando un festival nacional en Santa Cruz.
- A.L Vamos a publicar el segundo número de la revista titiritera Alma en mano que saldrá en julio. Queremos, con todo el corazón, volver a las escuelas. Hay niños que no han visto títeres en toda la pandemia, y otros nunca en su vida. Tengo la impresión de que necesitan del arte para reconectar con la multitud, con el cuerpo. Es el camino más duro pero el más necesario.
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