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Cultivar el cariño por la música, el reto de Andrés Guzmán-Valdez

Evita, el musical propone una singular puesta en escena el 24, 25 y 26 de marzo en el Teatro Municipal de La Paz.


En el musical de Evita, Andrés Guzmán-Valdez tiene la responsabilidad de ser el puente entre los músicos y el elenco actoral y solista. La obra es una interpretación de la vida de María Eva Duarte de Perón, política argentina reconocida a nivel mundial. Esta apuesta es una invitación al público paceño para que se anime a consumir musicales, para acercarse un tema universal como es el de las mujeres en la política, y para deleitarse con el talento de los artistas.


“Para este musical preparamos una sección de vientos completa, con flauta, clarinete, trompetas, trombón, etc. Hay batería y una percusión sinfónica muy variada. Tenemos también tres teclados y los instrumentos modernos: guitarra, guitarra eléctrica, bajo y, obviamente, bandoneón”, señala.


Preparar a todo un equipo musical no es sencillo y son los primeros que deben estar listos. El lugar de la presentación reúne las condiciones. En primer plano están a la vista del público los actores y actrices incluyendo solistas. En la fosa, debajo del escenario del Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez, estará el acompañamiento necesario para que todo funcione: la orquesta.


“La orquesta tiene que ensayar antes de conocer al elenco. Ya tiene que tener resueltos todos los problemas musicales, lo cual hemos ido trabajando antes de hacer el primer ensayo conjunto con los cantantes. Estar ahí en fosa y ser el puente es un reto grande que es la primera vez que estoy asumiendo, a pesar de que ya he trabajado en otras obras escénicas”, comenta.


La obra se presentará el 24, 25 y 26 de marzo, en un mes con variadas ofertas de arte. Es que en la variedad está la riqueza de más y más personas disfrutando de música, baile, actuación y el corazón de los artistas que dejan todo en escenario.


El consumo de arte


A la hora de reflexionar sobre el estado de situación de la industria musical en específico y la cultural en general en el medio boliviano, Andrés tiene interesantes reflexiones. De un lado están quienes se quejan, protestan con vehemencia y refunfuñan cuando el público no consume arte. Del otro lado, hay artistas que, como él, sostienen: “no podemos esperar que la gente alcance un mayor grado de familiaridad con las artes por su cuenta mientras que nosotros, los artistas, estemos ahí solo para disfrutar del resultado. Si los músicos no nos ponemos en una posición en la que fomentemos este crecimiento, este no va a llegar”.


Este director de orquesta y coro, compositor y clarinetista cree que la relación del público boliviano con el arte es de ida y vuelta y, aunque el reto es grande, para él es el único camino. Guzmán-Valdez ha trabajado en Argentina, Chile, Perú y reconoce que los públicos en esos países tienen mayor afición al arte, porque allí se trata al arte como prioridad tanto desde el espectro privado como del público.


“Lo que nosotros queremos como FeniX es crear un impacto en la gente, queremos crear una sensibilizar a la sociedad a través de la música. Hacer un resurgimiento de la música y llevarla al contexto social actual para trabajar con la sociedad misma y generar un público nuevo”, cuenta quien además es uno de los fundadores de la productora musical FeniX.


Andrés nació en La Paz, es director titular de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Plurinacional de Música de Bolivia, docente en la misma institución, coordinador ejecutivo de la Academia Latinoamericana de Dirección Orquestal; fue clarinetista en la Orquesta Sinfónica Nacional de Bolivia y director del Coro Impera. Se destaca como uno de los directores jóvenes más talentosos en el país.


Para ahondar en esta temática sobre el consumo cultural, afirma que el objetivo es “que la gente empiece a ir a conciertos y que nuestra sociedad genere inercia para incrementar la asistencia de público y así, que cada vez tengamos más música y que nuestra ciudad, y tal vez no solo nuestra ciudad sino todo nuestro país se pueda convertir en un referente de movimiento musical en nuestro continente, porque el talento ya está”.


Andrés trabaja en proyectos complementarios: FeniX y Bemol 5, relacionados a la producción musical y la provisión de las herramientas. “Voy a continuar dirigiendo la Orquesta Sinfónica del Conservatorio. Tengo algunas invitaciones para dirigir orquestas en Perú, en Argentina y en México, que espero que se den este año. Algunas de estas han sido aplazadas desde la pandemia, así que esperemos que por fin podamos concretarlas. Y continuar con la docencia de la música y con eso yo creo que ya tenemos bastante”, confiesa acerca de sus planes. Pero antes, nuevamente a centrarse en la rutina prioritaria de estos días: Evita, el musical.



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