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Ahora le gusta fumar en los balcones

Una de las gratas sorpresas de la recién terminada Feria Internacional del Libro de La Paz fue Volátil (Letreo, 2023), la primera novela de Julia Peredo de la que ofrecemos un comentario crítico.


Inés quiere a Mario y vive con él. Inés amó a Santiago y sigue sintiendo algo. Mucho. Una obsesión. Santiago también tiene reminiscencias oportunamente atizadas y revividas. Hay escarceos y (re/des)encuentros ocasionales. Santiago está con Amanda. Ella lo quiere. Él, algo.


Mario y Amanda, invitados en segundo plano, asisten impotentes –y sin casi percatarse de nada en el primer caso– a una ida y vuelta de devaneos que, perdida ya la chispa inicial, dejan de ser un tórrido romance o un irrefrenable amor y pasan a una simple y chabacana infidelidad.


De la ensalada de pasiones, de los pequeños logros y grandes fracasos del amor trata –entonces– Volátil. De la huella que las relaciones y experiencias dejan en uno. De las inevitables dudas y debilidades que hacen a las ingobernables memorias y caprichos del corazón. Pero, también de la inmadurez e hijoputez que todos tenemos latentes y que a muchos se les desborda y lleva a recaer en conductas y relaciones tóxicas e insulsas.


…si nos quedábamos en el mismo lugar nos hubiéramos consumido el uno al otro, la huida no era solo inevitable, era, en efecto, necesaria. Y ahora, ¿qué ha cambiado en ti y en mí? ¿Es suficiente para encontrarnos esta vez? ¿Qué estamos haciendo Inés? ¿Qué me haces? (132)


Eres todos los hombres, eres ninguno. Tus letras se condensan en mi cabeza, gotean y se solidifican sin tocar fondo en mi cuerpo vacío. (134)


Empiezo a conocerte de nuevo, otra vez, y todo lo anterior se queda archivado como el primer tomo de otra historia. (138)


Tu presencia aquí se sobrepone al recuerdo que tenía de ti, pero también a la fantasía y a la expectativa tuya que tenía todo este tiempo. (145)


Un estilo descriptivo y extrañamente fragmentado –por puntuación más que por diseño de párrafos. Un lenguaje fluido y ágil. Una muestra de oficio, desenfado y naturalidad marcan el debut de Julia Peredo en la narrativa de largo aliento.


Se debe destacar la resolución de estilo particularmente solvente, tratándose de una primera novela: Peredo muestra ductilidad para engarzar momentos y pensamientos con incidencias propias de la trama; sutil juego de voces y planos narrativos para inferir y sacar balances o “estados de situación” de cada personaje, aunque casi todo gira en torno a Inés.


Inés fue bailarina hasta que se lesionó. Ahora le gusta fumar en los balcones. (9)


Piensa que la voz de sus pensamientos tiene cierto acento de él. Le molesta. (11)


Santiago. Tal vez la experiencia más aterradora que le haya tocado vivir. (46)


Esta consistencia, no obstante, choca de pronto –sin por ello zozobrar– con el, a veces, desmedido artificio, sobre todo en los momentos epistolares que se suceden cada vez más a menudo. Volátil está muy bien escrita, no cabe duda, pero no todas las piezas mantienen la misma tensión cuya suma, no obstante, sale a flote por los sólidos engranajes.

Intercalando –entonces– la trama en la voz de un narrador omnisciente, con cartas, emails, un diario interrumpido, artículos de revista y reminiscencias, la autora expone una historia armada en torno a la fragilidad de “convenciones sociales” como la pareja, el trabajo y las apariencias, frente a la inextricable dinámica y dialéctica de los sentimientos, sensaciones y deseos.


PD. Hay varios QR, a lo largo de la novela, que remiten a canciones –alguna en la voz de la propia Peredo– que desde YouTube ofrecen la posibilidad tan en boga ahora de hacer interactuar texto-música-imagen. Por si una buena lectura no resultara suficiente.

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